jueves, 27 de junio de 2013

Crashdummy

El tiempo, se coagula, y comienza a interferir de nuevo.
El tiempo, nos comprime.
Limita.
El sujeto que somos, ahora, no es ni será sujeto, de prueba alguna, ni esclavo del tiempo ni del sonido, si escucha al ruido infinito, como asceta se moverá entre la miel del visir y se vestirá de éter.
Deformará el tiempo para sentirse y respirar más libre.
Y no importará divisar lo mediocre, lo irascible, lo incomprensible, lo insano, lo idiota.
No importará comprender, porque no hace falta.
Puede, y siempre pudo, por más frágil y reacio que sea, romperse y lanzarse, del ruido hacia la nada, y viceversa. Caerse.
Volver, a descomponer el tiempo, por siempre.
Ahora o más tarde.
O nunca.

Mauro Varela

sábado, 22 de junio de 2013

Drogado

Drogado/Sin Sonido
"¿Has pensado en reorganizar tu vida/tus prioridades?" Eso fue lo último que dije antes de seguir el camino del frío, hacia el centro plagado de ruidos, negruras y vacíos. Un centro que no es centro ni por asomo. Y así se pudo andar por un buen rato. Hasta ese momento no me dí cuenta que no nos acompañaban los sonidos. La maquinaria se mecía tajante entre el vacío impostor. Pero no importaba. Decirlo sin pensarlo: no darle importancia para que ella se ponga convaleciente y nos deje buscar (¿Buscar? ¿Buscar qué? ¿Qué objetivo inventado no se cumplió?). Y ahora detenerse, porque no se tiene certeza de que se fue "a por algo" y no "por algo". Íbamos porque íbamos entre instantes constantes. ¡No pelotudeen! No se tenía certeza de que el comer unas barras de chocolate con un frío que pelara la piel y helara la sangre fuese la idiotez infantil del momento. Pero de eso no se hablaba. No. Darle. Importancia. No. Así. Sin pensarlo. Y tampoco molestó el sabor de las almendras, le agarras el gusto sin quererlo, sin importarte ni siendo pensante. Sin creer lo que es sentir, no te debatís. Y seguís... (Boludo, me cago de frío).

¿No me olvide una bufanda? Puede que me haya olvidado otras cosas en ciertos tiempos. Pero antes, antes... Bajamos hacia la playa. Con tan solo tocar las piedras, el frío te saluda de otra manera. Tratar de meter bien el pie, así las rocas no te abrazan y no recuerdo a todos los que deseamos no encontrar. Pero antes, antes ya era de noche, y atrás parecía de día. Teníamos al espectro de la sociedad lamiéndonos la espalda y ahora capturábamos la luna con una cámara. De frente. Y esta parecía disolverse entre las manos congeladas, se hacía un hueco entre la espuma y las drogas. Empezamos a divisar formas sin forma, un barco, fragmentado cerca de la luna hecha espuma; una captura panorámica, drogas de otra forma, sin forma, con miedos y luces. Enumeración. La mente vola. Las vistas también. Y seguir persiguiendo muy tranquilos aquellas sombras que se oponían al puerto. 

No duró mucho ese momento, la cámara tampoco, sus fotografías fluyen con las luminiscencias. Escalamos para poder volver del miedo, de la oscuridad gélida hacia la vacuidad, tal vez más fría. Un acto de gracia para darnos vuelta. Dense vuelta... Para ver sin querer ver, pero darle importancia y empezar a correr. ¡Justo darle importancia! Contra ese torrente de vida que se drena por esta parte de la ciudad. Otra vez nos encontramos, estruendo.

Otra vez, a la ruta. Reposamos un momento sentados en un guardarraíl. Agitados, sin pulmones. Cansancio deshecho. Recuerdo al perro escupido hace unas horas, terrible. Pero no importa. Camino de costumbre, unas grabaciones, bien. A ese perro no le importó tampoco. Hay que grabar. Cada vez más negros, más asco. Globo naranja. Perro babeándose encerrado en un auto. Estos niggas peor que monos se mueven. Bastardos. Giles. Jugo de naranja caliente; idiotas calientes. Golosinas saladas. Sueños y sol. Parlantes. Sol de sueños (de ensueños). No se hicieron mierda pero el perro fue la gloria. Sueños del sol. No importo. Hora. De. Volver. Perdedores de visiones. Siento que se me va a diluir todo de las manos.

Amargo. Dulces. Amargos. Ah, qué molesto es salir de la enumeración, la descripción. Detenerse. Salir del colectivo y afrontar que se está en-la-carrera. De nuevo (¿En-la-carrera? Quieto otra vez) dormirse en una noche. Volver y acordarse como se estuvo corriendo hace tiempo, Rhodesia, muerte en Rhodesia (narcotizada). Volver con el pelo seco. Ahora caliente y ojalá se prendiese fuego. Los estados se recortan y ahora estamos pelando pomelos con Eli. Desgajarlos y disfrutar del olor amargo (mono yo, que no hice lo mismo con el instante de hoy). Queda sensacional, pero mi viejo ignorando (sin dar importancia, cosa que no tengo idea si se cumplió o no) lo describe sin saber, sin ser participe, sobre una actriz cualquiera.
-¡Qué buenas tetas!

Mauro Varela