jueves, 26 de mayo de 2016

Pronto será lo suficientemente frío

Acechan cardúmenes de gorros y camperas por la madrugada; impaciencia inapelable. De esa impaciencia irremangable de la que no podes deshacerte por culpa de los ventarrones que te dicen: “llegó por la madrugada, llegué con él, que te quiere revelado entre las sábanas”. Y es ahí cuando el manto del encierro te sorprende a vos, por encontrarse incrustado en tu cuerpo desde que comenzaron las heladas. 

Una artillería de chocolatadas y calefactores, qué bronca redirigirte a los caminos comunes. A la estación en tu memoria hay que pegarle un tiro, que se incinere el recuerdo urbano en cada barril de cada canillita. El error no es tuyo, es mío, está perdido en tu alacena de errores personales, mezclado, en etiqueta adulterada, hibernando entre el error ajeno y la ausencia de alguien que se olvidó de decirte que llegó el frío, el común a todos.

Lo podes despertar cuando quieras, o cuando Tierra del Fuego culmine reventando las reservas del calor nacional. También lo podes ir pateando de tus muebles a medida que este acompañante se disculpa por traer invitados ingratos. Dícese: mi presencia, mis historias que se cuelan entre vapores carraspeados y gargantas invisibles, que te atraque un pensamiento que no se dice pero que uno percibe como la necesidad de que los malestares se vayan cruzando mi puerta, cerrando bien el portal para que mi garrafa no desperdicie más calor alimentando otro cuerpo, que no me jodas con tus anécdotas gangrenosas porque ya es suficiente el verme estaqueado en mi propia cama. 

Esperando que una neumonía por fin me coloque en un segundo plano… todo perecido, vencido, superando la debilidad que todavía me sutura a este film que llamamos vida. ¿Cómo creerle a esta calidez engañosa que nos apresa? “Hervite piel adentro que afuera todo está sitiado por gente que todavía se amamanta de las altas temperaturas“.

Vulnerado por este vaivén de falsedades encendidas, voy a imitar el hábito del oyente, del paciente, que el congelamiento no se nos ofrece en embestida, tal vez en un coma ascendente, pero no con ansias. Esto que disfrutas no es reconfortante, el calor como serenidad es el engaño.

Emancipator - Soon It Will Be Cold Enough

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