viernes, 12 de agosto de 2016

Atlas

Un atardecer rebobinado, reventado de recuerdos, es la carga de tu espalda. Ahora que sos el ahora más que nunca, sos la infancia que se desangra sobre las barras (la de ayer, la del bar; y la espaciadora de hoy, la que vive injerta sobre tu teclado). 

Has llegado tarde a este mundo redescubierto. ¿Recorres las playas cuando no tenés más? ¿Variaciones del fucsia te atacaron en tu paseo dominical? Tu bitácora de explorador nocturno ya es reliquia sobre mis manos, tus mapas no sirven más. Monumentos a una década que no fue nuestra, ella comprimida en unos lentos interminables.

El living solitario y ese canal de TV que no todos recordamos, suaves locutores sobre tu escritorio. Salís de casa y es un portal de un vacío hacia otro. Soñás que las vidas también tenían algo de one-hit wonder sometido. No cambias por nada esos veranos, escatimas en formas de innovar. La mente se olvida entre arcades cristalinas y las discos bioluminiscentes. Sólo acopla esta nueva tendencia: tu nuevo atlas de medicamentos y farmacias. 

Te agota, pequeño titán, respirar cerca de estos rascacielos acribillados de luces y lásers. Observás el murmullo de tu cuerpo. Son tus pasos de baile clínicos pero vertiginosos, hasta la convulsión que sube. Mecido en un haz comatoso, a la deriva picaresca del tiempo. Otro despertar, la fila para entrar, tu cabellera, el DJ, la humareda. Te comenzás a mover.

Abre la retro disco sobre tu ACV.
FM-84 - Atlas

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