miércoles, 12 de diciembre de 2012

Un dirigible que al zurcar mares me aturde


Callen a este tipo que canta por tantas sintonías.
Esta acaparando estadios, valles, cabarets y vinotecas.
Portentoso.
¿Porque se supone que las pasiones de los seres van a ir a parar ahí?
El navío del aire los despegue de sus aferradas raices.
Que te eleves aunque sea en una fanfarria.
Acá no hay tantos líderes, de una vez por todas.
Meros civiles, que se mueven hasta que te revientan.
Y que estés así por mil calmas... mientras en los campos suenan.
Esas pasiones empiezan a focalizarse en sus artificios sonoros.

Esos comandan la maquinación voraz reiterada.
¿Acaso los tengo que aguantar?
A ellos, con aquél que canta y ostenta.
Tentar toda la afición con el empleo de la distracción.
Enfundan pretensión, la visten, la cogen, la tuercen y te abofetean con ella.
No, somos más que ambiente.
Somos más de estas cosas, de este mundo.
Pero ambiente, jamás. Dadme otro pretexto.
Estamos especialmente para decir que hay un nuevo mundo.

Y no todos se pueden sostener de ese globo, terreno tambaleante.
Me sesga, que bajen los volumenes.
¡Estrellense en los oceanos!
Con tal de que todo lo que haya en ellos los oculte a ustedes.
Sean ambiente indeseable de una puta vez.
El nuevo mundo que espera, esta en un estado redoblante.
¡Y no es que estamos agradecidos de no verlos!
Otro día esos señores pueden emerger...
por ahora, en nuestros placeres casi atentados por un barco sereno.
¿Quien quere un pasar un rato en un buen partido, un buen trago o una buena dama nocturna?

Mauro Varela

No hay comentarios:

Publicar un comentario