domingo, 17 de febrero de 2013

Recreador

Te he estado hablando desde hace un buen tiempo, me sorprende que sigas escuchando. ¿Podés escucharme? Yo también escucho lo que estoy diciendo. Creo que vos también, hablamos para ser oídos. Pero me parece que todavía no me has dicho nada. Sin embargo, siempre considero que hablas más que yo. Haré de cuenta que me estas oyendo, como sucede la mayor parte de las veces.

Me acuerdo de cosas tan hermosas... no hay necesidad de que hayan pasado, estén pasando o vayan a pasar. Yo las puedo recordar con precisión, tal y como son. No hay necesidad de que hipotéticamente estén acá. Yo las tengo, no es que sean mías. Yo las traigo, sé de donde las puedo sacar, pero probablemente hayan estado siempre aquí. No son de la mente, son de algo más.

Ojala pudiese decodificar tus palabras. Perdón, no hay nada que me salga bien.

Todo es tan claro... de cuando era más chico y veía pasar a la comparsa cerca de mi casa... oh, y estaban esos demonios, era apenas un niño y les temía, siempre salía corriendo a esconderme. Corría hasta que se me salían las lagrimas, agitado y con miedo. Oh, era un miedo hermoso. Pero esto ya no es nostalgia, no lo será nunca más. Observa a los tridentes, ya han vuelto, puedo correr de esas varas puntiagudas de plástico todas las veces que quiera. Puedo volver a tener miedo, sigo siendo todavía un chico.

Sólo hay volver a recordar y encajar las mejores cosas en un solo momento. Las camas de la seccional 3° son mejores que la mía, de chico tenía un colchón horrible, así que esas camas sucias eran mejores a todo lo anterior y posterior. Quedese tranquilo, no cometeré ningún crimen. Yo esperaré paciente a que este lugar se vuelva la seccional 3°, falta poco, sin volver
a ese incidente que me llevó hasta las autoridades. El colchón que tengo ahora se ensuciará y volverá lo confortable.

Sí, puedo ver de nuevo a mis temores, hechos gente...

Regresará todo, aunque no lo parezca ahora no está, mi pequeña habitación se hará de esas imágenes complejas, van a regresar las nueces confitadas de mi abuela, las charlas con mi padre, las discusiones de mis tíos, las salidas con mis primos, los abrazos de mi madre, esas cosas que siento que ocurrieron hace mucho tiempo, pero están más cerca de lo que pensás, pronto voy a organizarlo. Yo haría todo esto por usted también, por vos, de nuevo, si pudiese lo haría todo por vos de nuevo.

Esperar, yo he esperado tanto...

Yo he respirado aire puro en las montañas, lo extraño mucho. En mis planos todavía no puedo abarcar a las montañas... no puedo con esa casa cerca de los cerros. Sigo buscando que el colchón sea el de ese momento, la comparsa sea la misma de la infancia y que sube por las colinas hasta la casa en las montañas, para sorprender a mi familia. Yo quiero eso... ¿Cómo es posible si
no tengo al aire de las montañas? No me he olvidado de vos, que siempre estás escuchando, mirandome mientras hablo, como compagino a todas las visiones. ¿No he llegado al punto más agradable? Miraste como fuí ordenando lo mejor de cada tiempo. Casí son cuadros de una exposición. No me olvido como usted mira por completo estas galerías de vivencias. Yo quiero que usted pase y tengamos una mesa familiar. Quiero que lo conozcan aunque jamás lo hayan visto. Yo quiero... pero no puedo... Que mal... Que mal es que usted no emita ninguna palabra, aunque los otros tampoco digan algo, o digan pero que jamás quede. ¿Somos imágenes y es que tan sólo puedo ver como te vas?

¿Te vas? ¿Ya te fuiste o siempre has estado aquí? Te despide el yo que hay en tu mente. Porque me sienta bien que estés acá. Yo desearía que estuvieras acá, siempre te extraño aunque estés.

Ojala pudiese encriptar mejor lo que digo... Porque si fuese por mí lo haría todo de nuevo...

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