viernes, 29 de julio de 2016

Vie 21

Postrado entre aldeas de fibra óptica,
me sigo preguntando cuándo resigna la música.
La única que te permite sostenerte entre
códigos QR y dioses teledirigidos.

Ella dolor vitamínico, ella droga de diseño.

Oxigenada,
pero con temor a no llevarse a nadie
cuando caiga vencida.

Esperemos ser sus testigos,
fallecer maravilloso.

Porque todavía vive,
juventud transparente.

Camina entre los singles miserables.
Poniendo en juicio mi cuestión
con su sacrificio barroco.

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